domingo, 5 de abril de 2009

Sin importar lo que somos (Parte IV y última)

Abrí la puerta de lo que parecía un armario bastante antiguo; como todo, en realidad. Me quedé asombrada al ver que estaba lleno; había cantidad de vestidos, todos de colores morados, negros, grises y rojos, y alguno que tenía pedacitos de verde. Encima de la cama había un camisón blanco. Todavía era muy temprano para ir a dormir, y me acordé que no había comido nada desde que me había levantado, antes de ducharme. Salí de la habitación y bajé las escaleras. Supuse que la cocina estaría por allí. Entonces me acordé de que convivía con vampiros, y que muy probablemente no encontraría nada para comer; pero decidí intentarlo. Encontré lo que parecía ser la cocina; había una nevera, muebles y una vitrocerámica. Abrí la nevera; y había de todo.

-Es verdad, no te he preguntado si tenías hambre. Discúlpame.

Me giré, asustada. No esperaba encontrarme a nadie. Era Erik, que estaba sentado en una silla.

-No te había visto.

-Acabo de entrar.

-No te he oído.

-Soy sigiloso.

Aunque el sol empezaba ya a esconderse tras las montañas, todavía iluminaba la estancia. Erik tenía esa sonrisa perfecta dibujada en los labios, la que no podía resistir. Tuve que dejar de mirarle para no cometer ninguna locura.

-¿Quieres que cocine algo? – me dijo.

-Sé cocinar, gracias.

No iba a dejarle pasar lo que me había hecho. No me gustaba que primero me engatusaran y después me ignoraran.

-Raquel, lamento cómo me he comportado.

-Uy, si no sé de qué me estás hablando – dije, mientras cogía un bistec y cerraba la puerta del frigorífico.

Cogió mi brazo suavemente, pero con la suficiente firmeza como para que le mirara.

-Por favor, compréndeme. Esto no es fácil para mí.

-¿Y para mí sí? Y para cocinar tampoco lo tengo fácil, ahora.

Me soltó, pero se quedó en el mismo lugar donde estaba. Yo empecé a preparar mi carne. Lo único que se oía era la sartén. No pude soportar más el silencio, y le dije lo que me había rondado por la cabeza durante esas últimas horas.

-Es que no entiendo cómo cambias de humor tan repentinamente. Cuando estábamos parados en el coche te sentía cercano, y en un segundo has cambiado y has estado distante desde entonces. ¿Por qué?

Me miró con tristeza; por un momento pensé que iba a llorar, pero en vez de eso, me hizo otra pregunta.

-¿Qué tengo yo? Yo no soy nada, sólo un simple vampiro. Y tú eres la reina de nuestro clan, la más grande de las vampiresas.

-Primero, no eres sólo un vampiro; me has salvado de ir a un clan al que no pertenezco en realidad. Segundo, no soy ni siquiera vampiresa. Y tercero, tienes todo tu ser, te tienes a ti, y no eres ni serás nunca inferior a mí. Aunque haya una ley que diga que yo tomo las decisiones, las tomaré gracias a todos los del clan, y a vuestro lado, nunca delante de vosotros. No sois mis súbditos, sois mis compañeros.

Quité el bistec de la sartén y lo puse en un plato que había por allí cerca. Erik me cogió las dos manos y le miré.

-Olvida lo que somos, lo que está por venir, y céntrate en lo que sentimos – le dije, casi suplicando.

-Hacía muchos años que esperaba alguien por el que mereciera la pena seguir, y encontré ese alguien en ti. Pero no puedes cambiar que seas superior a mí.

-No…

Pero no pude acabar la frase, porque me estaba besando. Al principio no sabía qué hacer de la sorpresa que me había llevado, pero después se lo correspondí. Fue entonces cuando supe que nada más importaba y que allí sólo estábamos él y yo, que no importaba que otro clan de vampiros me estuviera buscando para transformarme o que dentro de un tiempo –quién sabía si al cabo de semanas, meses o años– tendría que aceptar el papel de reina vampiresa. Aquel momento era únicamente nuestro, y nada podía estropearlo.



4 comentarios:

  1. oooo Me ha encantado!!
    escribes de maravilla! Ya espero con impaciencia la proxima historia!
    Un beso enorme!

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  2. Un buen final, piensa que de aquí podias sacar una novela. Me ha gustado mucho, besos.

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  3. Sí, lo terminé así porque sino habría sido un relato muuy largo (originalmente tenía que ser un relato). Lo tengo guardado como posible idea para escribir una ;)

    Un abrazo

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  4. Lo bueno de leer con retraso es que he podido leerme todas las partes seguidas :)
    Personalmente ha ido de mejor a peor para mi gusto, objetivamente las 4 partes están muy bien. Sobre el final, coincido contigo, es bueno para cortar una historia que la puedes alargar mucho más.

    Cuídate!!

    Omega

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PD_leeré todos los comentarios y me pasaré por vuestros blogs ;)