martes, 28 de abril de 2009

La luz invisible (Parte II)

-¿Cómo que sólo puedo verte yo?
-Pues lo que oyes, principesa.
Carol intentó ver cómo era el chico, y que parecía que se reía de ella; pero no había suficiente luz, así que subió la persiana de la habitación.
Cuando se giró para mirarle otra vez no estaba. Miró por el resto de la habitación, y cuando volvió a dirigir la mirada a la cama vio que seguía allí.
-¿Cómo has hecho eso?
-Si te sientas y te tranquilizas te lo contaré, querida.
Sí, el chico era encantador, además de guapo. Parecía alto, tenía el pelo rubio, los ojos grises, y una sonrisa que derretiría a cualquiera; y estaba tumbado en la cama de Carol.
Ella hizo lo que le decía, y él se reincorporó.
-Por cierto, cuando te dirijas a mí no hables muy alto, sino tu amiga creerá que estás perdiendo la chaveta.
El chico señaló con un dedo la pared que comunicaba las dos habitaciones; y entonces continuó hablando.
-Bien, me llamo Sergio. Y, aunque no te lo creas, soy tu ángel de la guarda.
-¿Un ángel?
-No, tu angel.
Carol arqueó una ceja y se levantó de la cama.
-Y ¿dónde están tus alas?
-Lamento decirte que lo de las alas es un mito, como lo de volar, y otras cosas que se hayan dicho en cuentos de hadas. Y sólo soy visible para ti, como has podido comprobar.
-Pero no entiendo por qué sólo puedo verte yo.
-Porque es mi misión protegerte.
-¿De qué? Pero si soy una persona súper normal.
-No te valoras lo suficiente, pequeña. Eres más importante de lo que crees.
-¿Qué sabes?

lunes, 27 de abril de 2009

Concursos y agradecimiento

http://letrasyescenas.blogspot.com/

En este blog encontraréis algunos concursos que seguro que os gustarán.
Pasaros y participad, porque los premios son para no pensárselo 2 veces :)

También me gustaría agradeceros que hayáis estado a mi lado "virtualmente" y que hayais esperado pacientemente hasta que estuviera lista para publicar una nueva entrada en el blog.
Todo es demasiado reciente hoy (esta mañana se acabó), pero espero mañana estar más despejada después de haber dormido más horas; y será mañana cuando espero colgar la segunda parte del relato largo que había empezado la semana pasada.

Muchas gracias a todos!

sábado, 25 de abril de 2009

Paréntesis: Silencio

Lamento muchísimo haber estado ausente esta semana, pero tengo problemas familiares... y no estoy como para dar trotes... Continuaré la historia tan pronto como me sea posible (la primera parte la escribí espontáneamente y no he escrito el resto).
Esta pasada noche, antes de dormirme, escribí lo que viene a continuación. Está dedicado a mi abuelo, que está pasando por un cáncer terminal; no creemos que pase muchas horas más en "vida"...
Bueno, aquí lo tenéis.
Un coche lleno de personas y vacío de voces: un coche en silencio.
Quinientos metros a pie con tres personas: un recorrido en silencio.
Subir ocho plantas en un ascensor con diez personas: un ascensor en silencio.
Todos esos largos minutos en silencio, pero con mil pensamientos en mi cabeza. Pienso en todos los momentos que hemos pasado juntos, como cuando me llevabas al parque después del cole, cuando me llevabas adonde hiciera falta cuando papá y mamá estaban trabajando, cuando jugábamos a cualquier cosa, o cuando me enseñaste a jugar a cartas.
Me cuesta demasiado creer cómo han cambiado las cosas en una semana. Cuando te he visto no podía creer que eras tú. Dormías, porque los médicos así lo querían, para que no sufrieras más, y te habían llenado de fármacos. Eso fue después de pedir por mí. Le dijiste a la abuela: "Hoy vendrá Cristina, ¿verdad?". Cuando ella me lo dijo tuve que esforzarme mucho para no llorar, y, de hecho, ahora que estoy sola no puedo reprimirme.
Entonces te veía allí, durmiendo, con dificultades para respirar, y sin parar de moverte. Te acariciaba la mano, por si acaso era la última vez que te tocaba.
No quiero que te vayas, aunque creo que ya es demasiado tarde para pedir un milagro. Pero lo que más me duele es no haber satisfacido dos de tus últimos deseos: que tu nieta te llevara a dar una vuelta con su coche nuevo; y verla por última vez. Siento haber tardado tanto, porque ahora ya es demasiado tarde.


*Edito para deciros que finalmente ha pasado lo inevitable. Un beso a todos y gracias.

martes, 21 de abril de 2009

La luz invisible (Parte I)

El sol que había iluminado el pueblo durante toda la mañana se fue apagando, tapado por unas oscuras nubes que amenazaban con llevar una fuerte tormenta. Carol no hacía más que estar tumbada en el sofá y observar cómo evolucionaba el asunto. Pronto se oscureció todo aún más, y empezó a llover. Hacía varios minutos que no se movía, pero la espalda empezó a dolerle -lo que tienen esos sofás viejos de los pisos de alquiler-, y se levantó para ir a la habitación a por su almohada. Pero tumbado en su cama había alguien. Gritó. La figura se sobresaltó y se incorporó. Parecía ser un chico bastante joven; aunque no podía saberlo del todo debido a la oscuridad del lugar. Se fue corriendo hacia el comedor.
-¿Qué te pasa? - dijo la única compañera que estaba en el piso en esos momentos.
-Hay alguien en mi cama.
-¿Una noche loca y no te acuerdas?
-No es broma, Natalia.
Su compañera vio que no estaba bromeando, y cambió la expresión; ahora estaba atemorizada.
-¿Hola? - gritó hacia la habitación.
Pero nadie contestó. Las dos muchachas se miraron.
-¿Qué hacemos? - preguntó Carol.
-No lo sé... - hizo una pausa, parecía que estaba pensando - Pero... Oye, ni tú ni yo hemos salido del piso hoy, y tú esta mañana te has levantado como siempre y nadie ha entrado en el piso en todo este rato. ¿Estás segura de que hay alguien?
-¡Yo lo he visto!
-A ver...
Natalia se dirigió decidida hasta la habitación de su amiga, y volvió al poco rato. Estaba enfadada.
-¿Te parece gracioso gastarme estas bromas? Porque a mí no, la verdad.
-¿No hay nadie? - Carol no entendía nada.
Natalia no contestó, se fue a su habitación, y cerró de un portazo. Carol fue con cautela hacia la suya, pero no pudo evitar asustarse cuando volvió a ver al chico sentado en su cama; aunque esta vez no gritó. Ella se volteó para volver a llamar a Natalia, pero una voz masculina y demasiado seductora provino de su cama.
-No te molestes en volver a intentarlo. Sólo puedes verme tú.

lunes, 20 de abril de 2009

La no tan desconocida

Pues os traigo lo prometodo: más sobre mí.

Mi nombre real es Cristina, tengo 18 años (aunque el mes que viene cumpliré 19), y estoy estudiando primero de Periodismo en Barcelona.
Mi sueño es publicar alguna novela, porque, como ya sabéis, me encanta escribir. Leer también es mi pasión, sobretodo historias fantásticas y románticas. Pero el cine no me desagrada para nada, y mis películas preferidas son Orgullo y prejuicio (con Keira), Más falsas apariencias, Harry Potter, Crepúsculo...
Mi asignatura favorita es Historia, aunque no se me da tan bien como los idiomas.

No tengo espíritu de liderazgo, sino que prefiero trabajar en grupo; pero cuando no estoy de acuerdo con algo, no tengo problema en decirlo. Soy una chica tranquila (menos cuando salgo de fiesta), con mucha imaginación desde pequeña, y soñadora. Muchas veces me quedo observando un paisaje virgen o cierro los ojos y me imagino uno, y me veo allí, teniendo otra vida.

Aquí lo tenéis, un poco de información más personal de la desconocida Anne.

Gracias por pasaros por mi blog :)

sábado, 18 de abril de 2009

Ara

Aquí está el poema Ahora en catalán, que, como ya sabéis, es el original.

Mai no he set una noia impulsiva;
he deixat de fer moltes coses per pensar,
per pensar massa en els altres
i no pensar prou en mi.

Mai no m'he vist amb claredat,
la meva imatge és borrosa als meus ulls,
mai no m'he acabat de valorar,
però això s'ha d'acabar.

Vull veure el meu reflex en un mirall,
somriure, i dir a tothom que he canviat.
Vull que la gent em vegi tal com sóc,
i treure el vel que em tapa el rostre.

Vull expressar les meves opinions,
que els altres m'escoltin i m'apreciin.
Vull actuar segons els meus criteris
i descobrir quin paper tinc en aquesta vida.

No vull que ningú més jugui les meves cartes,
a partir d'ara em toca a mi decidir on vaig;
no esperaré que em trobi una nova vida,
ja la buscaré jo.

S'ha acabat pensar què hauria pogut ser,
s'ha acabat arrepentir-se d'allò que va passar;
no serveix de res mirar el passat;
ara toca mirar endavant i viure.

No deixis que ningú t'utilitzi,
no deixis que ningú dicti la teva vida,
no tinguis por, aquesta és la teva vida i tu hi actues,
proclama-ho als quatre vents.

Crida i fes-los callar,
ara et toca a tu destacar;
busca la teva vida i presenta't,
perquè tu n'ets el protagonista.



Lo he colgado porque Elena me lo pidió, y para que quien quiera pueda leerlo también. Elena también me dijo que no sabéis nada de mí porque tengo una máscara. La verdad es que vosotros (los que leéis mis historias) sois algunas de las personas que me conocen más; porque, aunque no haya mi rostro ilustrando esta página, sí está todo lo que pienso, lo que siento; y algunas veces son mejor mil palabras que una imagen. Además, creo que os resultaría bastante aburrido el relato de mi monótona vida... jeje

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios :)

lunes, 13 de abril de 2009

Ahora

Nunca he sido impulsiva;
siempre he pensado demasiado,
sólo en los demás,
y no lo suficiente en mí.

Nunca me he fijado en mi reflejo,
sólo veo algo borroso en el espejo.
No me he valorado lo suficiente;
debo poner fin a todo esto.

Quiero ver mi rostro en un espejo,
sonreír, y decir a todos que he cambiado.
Quiero que todos vean quién soy,
y quitar el velo que cubre mi rostro.

Quiero decir lo que pienso,
que me escuchen y me aprecien.
Quiero hacer lo que yo quiera hacer
y saber por qué estoy aquí.

No quiero que nadie decida por mí,
ahora decido yo adónde voy;
no esperaré que llegue una nueva vida,
yo la buscaré.

Se acabó pensar en lo que pudo haber sido,
se acabó arrepentirse de lo que pasó;
de nada sirve mirar atrás;
ahora sólo importa vivir cada segundo.

No permitas que te utilicen,
no permitas que te digan qué hacer,
ésta es tu vida y tú actúas en ella;
no tengas miedo y házselo saber.

Grita y enmudéceles,
ahora te toca a ti destacar.
Busca tu vida y dile quién eres:
su protagonista.



Escribí este texto en septiembre del año pasado en catalán. Hoy lo encontré y decidí hacer una versión en castellano. A ver qué os parece; se aceptan críticas ;)
(personalmente, me gusta más la versión en catalán... jeje)

miércoles, 8 de abril de 2009

Estúpida timidez

Le vi; acababa de entrar en el local. Examiné su aspecto; había algunos detalles que habían cambiado: su pelo era más rizado todavía, porque le había crecido, y su estilo de vestir había cambiado mínimamente. No me sorprendió notar como mi corazón se había acelerado en aquellos pocos segundos; aunque hacía bastantes meses que no le había visto ni había hablado con él, supe que nunca había dejado de quererle.
Desvié la mirada para que no viera que le estaba mirando; qué vergüenza si se enteraba, no soportaría tener que pasar por lo mismo que pasé aquellos tres años. Noté como mis mejillas enrojecían, y me maldije por tener esa sensación cuando le veía.
Sin poder evitarlo, le seguí con la mirada, y vi que iba a la barra a pedir algo para beber. Yo seguí bailando con mis amigas; si me miraba quería que se enterara que estaba perfectamente y que no tenía nada que ver quien era ahora con quien era antes. Cuando hubo pedido se giró, y supe que me había visto; yo le miraba de reojo. Vi que hablaba con su amigo y que los dos se giraban para mirarnos a mis amigas y a mí, y empezaron a acercarse a nosotras. Al principio pensaba que sólo pasarían por nuestro lado para que yo le viese; pero cual fue mi sorpresa cuando se pararon en nuestro grupo. Su amigo nos saludó y nos dio dos besos a cada una. Él le siguió, y cuando llegó a mí me miró a los ojos, y, con una sonrisa y una mano en mi cintura también me dio dos besos. Seguidamente empezó a hablar conmigo, todavía con una mano reposando en mi cintura. Todo lo de mi alrededor desapareció, y la música pasó a ser un ruido; sólo estábamos él y yo.
Pero todo lo bueno se acaba, y tuvimos que despedirnos. Un poco más tarde encontré sus ojos en línea recta: estaba sentado y me miraba.
Siempre he sido muy tímida y no fui capaz de ir a decirle nada más, como que me tenía loca, que soñaba con sus abrazos y con sus besos; y que le amaba. Así que a los pocos minutos se fue, y yo perdí otra oportunidad de decirle lo que siento.

Lo único que sé es que no puedo contar las oportunidades que he perdido ya por mi estúpida timidez...

PD_en la foto: Demi Lovato en su videoclip Don't forget

martes, 7 de abril de 2009

El Premio Conmemorativo de Juliet's Butterfly y El Premio Crisálida Literaria! :)

'Let your imagination open its wings'




Pues sí! Sólo por participar en su concurso ya nos dio dos premios :)

Me gustaría felicitar a las candidatas a ganar el concurso, sus textos son geniales ;)

Os invito a pasaros por la web de Crisálida Literaia, os encantará :)








El segundo premio tiene unas reglas:
-Publicar una entrada
-Escribir 3 deseos en ella
-Dar el premio a 5 blogs más
-SONREÍR
-Y poner la frase:
«Let your imagination open its wings»
«Deja a tu imaginación abrir sus alas»

Mis 3 deseos son:
-Llegar a publicar una novela algún día...

-Contar siempre con la amistad de mis queridísimas amigas...

-SER FELIZ

Y mis premiados son:
1. La Reina de la Noche. Como siempre... Puede que me haga pesada pero es que no pasa una entrada que no lea de su blog :)

2. Mi mundo como escritora. Porque sus entradas son muy interesantes :)

3. Proyecto de escritora. Tiene un blog muy bien diseñado y con unas entradas muy interesantes también ;)

4. Escritos de un adolescente. Me encantan sus escritos; no hay más secreto :)

5. El bosque de Sidel. Me encanta su blog, y la variedad temática de éste le da espontaneidad :)


Un abrazo!!

domingo, 5 de abril de 2009

Sin importar lo que somos (Parte IV y última)

Abrí la puerta de lo que parecía un armario bastante antiguo; como todo, en realidad. Me quedé asombrada al ver que estaba lleno; había cantidad de vestidos, todos de colores morados, negros, grises y rojos, y alguno que tenía pedacitos de verde. Encima de la cama había un camisón blanco. Todavía era muy temprano para ir a dormir, y me acordé que no había comido nada desde que me había levantado, antes de ducharme. Salí de la habitación y bajé las escaleras. Supuse que la cocina estaría por allí. Entonces me acordé de que convivía con vampiros, y que muy probablemente no encontraría nada para comer; pero decidí intentarlo. Encontré lo que parecía ser la cocina; había una nevera, muebles y una vitrocerámica. Abrí la nevera; y había de todo.

-Es verdad, no te he preguntado si tenías hambre. Discúlpame.

Me giré, asustada. No esperaba encontrarme a nadie. Era Erik, que estaba sentado en una silla.

-No te había visto.

-Acabo de entrar.

-No te he oído.

-Soy sigiloso.

Aunque el sol empezaba ya a esconderse tras las montañas, todavía iluminaba la estancia. Erik tenía esa sonrisa perfecta dibujada en los labios, la que no podía resistir. Tuve que dejar de mirarle para no cometer ninguna locura.

-¿Quieres que cocine algo? – me dijo.

-Sé cocinar, gracias.

No iba a dejarle pasar lo que me había hecho. No me gustaba que primero me engatusaran y después me ignoraran.

-Raquel, lamento cómo me he comportado.

-Uy, si no sé de qué me estás hablando – dije, mientras cogía un bistec y cerraba la puerta del frigorífico.

Cogió mi brazo suavemente, pero con la suficiente firmeza como para que le mirara.

-Por favor, compréndeme. Esto no es fácil para mí.

-¿Y para mí sí? Y para cocinar tampoco lo tengo fácil, ahora.

Me soltó, pero se quedó en el mismo lugar donde estaba. Yo empecé a preparar mi carne. Lo único que se oía era la sartén. No pude soportar más el silencio, y le dije lo que me había rondado por la cabeza durante esas últimas horas.

-Es que no entiendo cómo cambias de humor tan repentinamente. Cuando estábamos parados en el coche te sentía cercano, y en un segundo has cambiado y has estado distante desde entonces. ¿Por qué?

Me miró con tristeza; por un momento pensé que iba a llorar, pero en vez de eso, me hizo otra pregunta.

-¿Qué tengo yo? Yo no soy nada, sólo un simple vampiro. Y tú eres la reina de nuestro clan, la más grande de las vampiresas.

-Primero, no eres sólo un vampiro; me has salvado de ir a un clan al que no pertenezco en realidad. Segundo, no soy ni siquiera vampiresa. Y tercero, tienes todo tu ser, te tienes a ti, y no eres ni serás nunca inferior a mí. Aunque haya una ley que diga que yo tomo las decisiones, las tomaré gracias a todos los del clan, y a vuestro lado, nunca delante de vosotros. No sois mis súbditos, sois mis compañeros.

Quité el bistec de la sartén y lo puse en un plato que había por allí cerca. Erik me cogió las dos manos y le miré.

-Olvida lo que somos, lo que está por venir, y céntrate en lo que sentimos – le dije, casi suplicando.

-Hacía muchos años que esperaba alguien por el que mereciera la pena seguir, y encontré ese alguien en ti. Pero no puedes cambiar que seas superior a mí.

-No…

Pero no pude acabar la frase, porque me estaba besando. Al principio no sabía qué hacer de la sorpresa que me había llevado, pero después se lo correspondí. Fue entonces cuando supe que nada más importaba y que allí sólo estábamos él y yo, que no importaba que otro clan de vampiros me estuviera buscando para transformarme o que dentro de un tiempo –quién sabía si al cabo de semanas, meses o años– tendría que aceptar el papel de reina vampiresa. Aquel momento era únicamente nuestro, y nada podía estropearlo.



jueves, 2 de abril de 2009

Sin importar lo que somos (Parte III)

Me sorprendió bastante esa bienvenida, sobretodo después del trato que había recibido por parte de Erik durante esa última hora.
-Gracias; yo soy…
-Oh, ya sé quién es, señorita. Y debo decir que es un placer…
-¿Y si entramos? – dijo Erik.
-Deberías aprender un poco de los modales de Aarón – le dije en casi un susurro, mientras el chico se retiraba del paso y nos dejaba entrar.
Erik no dijo nada y se limitó a entrar. Me mordí el labio y le seguí.
-Ven, siéntate en el sofá – me dijo Aarón, mientras él se sentaba en una butaca.
Me senté. Erik estaba en otra butaca de la sala. Parecía concentrado en algo.
-Raquel – me llamó Aarón.
Dejé de mirar a Erik y dirigí la mirada al otro chico.
-Supongo que Erik no te ha contado nada, ¿verdad?
Negué con la cabeza y le miré otra vez, pero continuaba perdido en sus pensamientos.
-Verás, no tuviste ningún accidente, y no recuerdas lo que pasó la semana pasada porque te borraron la memoria.
-¿Qué?
-Los que tú conoces como tus padres en realidad no lo son.
Esta vez no dije nada.
-Son miembros de un clan de vampiros – dijo Erik.
Al fin se había dignado a hablarme. Pero espera…
-¿Vampiros?
-Sí, y ese tatuaje que tienes no te lo hiciste tú, te lo hicieron ellos – continuó hablando.
-¿Por qué?
-Cuando alguien empieza a convertirse en un vampiro le sale una marca en la piel como un tatuaje. Los mortales nos copiaron.
-Pero si dices que la marca sale, ¿por qué dijiste que me lo hicieron ellos?
-Porque ellos te transformaron. Bueno, más bien aceleraron tu transformación. Sabían que te íbamos buscando y que estábamos cerca.
Erik se había levantado y se sentó a mi lado.
-P…
-Querían convertirte en un vampiro de su clan lo antes posible para que no conocieras tu verdadera historia – me interrumpió –. Tus verdaderos padres pertenecieron a nuestro clan. Tus padres de verdad.
-¿Y qué pasó con ellos?
El chico suspiró y miró al suelo.
-Los mataron, ¿verdad?
Asintió.
-¿Y eran vampiros?
-Cuando te tuvieron a ti ambos se estaban transformando. Los vampiros no pueden tener descendencia. Porque en la transformación primero cambia el aspecto, y después el interior; todo se congela.
-¿Y cuándo voy a congelarme?
-No es un tiempo exacto; cada individuo es diferente. Empiezan a transformarse antes o después, depende. Pero es raro que el cuerpo empiece a hacerlo antes de los 20 años. Hay casos de transformaciones a los 30.
-¿Y la mariposa?
-Un símbolo de cada vampiro. Definen su personalidad. El tuyo significa gracia y belleza.
-Pero, ¿por qué quisieron acelerar mi transformación? No entiendo la prisa que tenían para ponerme de su bando.
-Porque tú eres la futura reina de nuestro clan; y querían dejarnos indefensos a nosotros.
-¿Reina, yo?
Erik asintió.
-Así que los vampiros tienen reyes. ¿Y qué se supone que tienen que hacer?
-Los vampiros que pertenecen a clanes son “gobernados” por un vampiro superior, que es el rey, la reina, o ambos.
-Pero, si todavía no me he transformado en un vampiro, ¿cómo puedo ser yo la futura reina de vuestro clan?
-Porqué tus padres, y, concretamente tu madre, lo era.
-Y les mataron para que yo no lo fuera.
-Cierto.
-Y… ¿sólo sois vosotros dos en el clan?
Ambos se echaron a reír a carcajada limpia. Yo me quedé allí, seria, esperando su respuesta. Cuando al fin se tranquilizaron Erik me respondió.
-No; lo que pasa es que muchos de ellos trabajan o hacen otras cosas a parte de estar encerrados, sobretodo los más viejos. También hay otros que están cazando.
Se me encendió la bombilla.
-¿Os alimentáis de humanos?
-Bueno, nos alimentamos de lo que podemos. Todo lo que tiene sangre nos sirve, pero la de los humanos es la que tiene más sabor.
-¿Los matáis?
-Me temo que no hay otra opción.
Me quedé boquiabierta. Mis músculos se tensaron, y supongo que lo vieron.
-Pero no nos alimentamos del primero al que nos encontramos por la calle; principalmente son delincuentes y gente que vive en la calle. Además, tenemos reservas de sangre.
Al fin sabía parte de la historia. Aunque no sabía si podía asimilar tanta información en tan poco tiempo. Miré a Erik, pero otra vez estaba ausente, mirando por la ventana del salón.
-Ven, Raquel, te enseñaré tu habitación – me dijo Aarón.
Los dos subimos por unas escaleras al primer piso, sin que Erik dijera nada ni se girase a mirarnos.
-¿Por qué tiene esos cambios de humor? – le pregunté a mi guía.
Él suspiró.
-Te ha estado buscando desde hace muchos años. Era muy amigo de tu padre, y siempre creyó que era su deber encontrarte.
-Pero ya me ha encontrado.
-Sí, y eres igual que tu madre. Supongo que le recuerdas a ella y por eso cambia de humor de esa forma.
-Pero yo no tengo la culpa.
-Por supuesto que no.
Entramos en una habitación. Era grande y tapizada de color rojo. Me encantó sólo con verla.
-He preparado esta habitación para ti. ¿Te gusta?
-Sí, gracias.
Cuando Aarón ya iba a dejarme sola en la habitación me dijo una última cosa.
-Le preocupas mucho a Erik. No le hagas daño.
Le miré.
-Pero si es él que es frío conmigo.
-Porque se autoprotege de ser herido. Después de todos esos años buscándote, al fin te tiene a su lado; y tiene miedo de no estar a tu altura.
-¿Por ser la futura reina?
El chico asintió, y yo resoplé. Me quité las gafas de sol, porque ahora los ojos ya no me dolían.
-Por cierto, ¿qué me pasó en los ojos?
-Deben acostumbrarse a la luz del sol. Los ojos de los vampiros son mucho más sensibles que los humanos. Dentro de unas semanas ya podrás salir al sol sin que te pase nada en los ojos.
-Mmm… Vale.
-Ah, y otra cosa. Si te sucede algo, llámanos. No hace falta que grites, te oiremos. Estaremos atentos las veinticuatro horas del día.
-¿No dormís?
-No. Seremos tus guardianes, por si a alguien se le pasa por la cabeza venir a molestarte.
-Gracias por todo lo que hacéis por mí.
Aarón abandonó la habitación, no sin antes hacer otra reverencia. Y de esa forma me quedé sola en mi nuevo cuarto.

miércoles, 1 de abril de 2009

Sin importar lo que somos (Parte II)

Mi madre se volteó para mirarme, parecía atemorizada. Fue en ese momento que chocamos contra algo. Ella gritó. Alguien abrió la puerta de los asientos traseros, y noté que me cogían y me sacaban del vehículo. El desconocido me llevó en sus brazos un rato, y luego me metió en el asiento del copiloto de otro coche.

-Ponte esto – era una voz muy masculina y puedo decir que bastante sensual.

A tientas cogí lo que me ofrecía, y por el tacto adiviné que eran unas gafas.

-No llevo gafas.

-Póntelas.

Le obedecí, y entonces abrí un poco los ojos. Todavía me dolían un poco, pero como mínimo ahora podía abrirlos completamente. Miré al conductor. Me sorprendió su atractivo: tenía el pelo completamente negro, la piel bastante pálida, y cuando giró la cabeza para mirarme, vi sus ojos; eran marrones. Me sonrojé.

-Te quedan bien – y sonrió.

-¿Quién eres? ¿Y qué le ha pasado a mi madre?

-Será mejor que hablemos cuando lleguemos, Raquel.

-¿Sabes mi nombre?

Silencio.

-¿Adónde me llevas?

-A un lugar seguro.

No dijo nada más. Le miré un tanto enfurecida. Me sorprendió mi mal genio, pero no intenté reprimirlo.

-¿Y no me dirás nada más?

La verdad es que me di un poco de miedo, y temí haberme pasado con el chico. Pero en vez de eso, sonrió.

-Me llamo Erik, encantado.

Resoplé, e, indignada, miré por la ventana.

-Ponte el cinturón – dijo –, no me gustaría que me multasen.

Lo hice, pero continué mirando por la ventana; me percaté de que nos estábamos alejando del pueblo.

La rabia dejó paso al dolor; aunque no me dolieran los ojos, sí dolía algo en mi interior, y empecé a llorar. Esos cambios de humor eran muy típicos en mí, quizás demasiado.

-¿Raquel?

No le miré; aunque notaba preocupación en su voz perfecta. Si no quería responder a ninguna de mis preguntas yo tampoco se lo pondría tan fácil. Fue entonces cuando noté que ponía su mano encima de la mía, que reposaba en mi pierna izquierda. Me la acarició suavemente. No pude reprimirme más y le miré; se le veía triste. Paró el coche al lado de la carretera, en un lugar arenoso.

-De verdad que lo siento muchísimo, pero no puedo contarte nada hasta que lleguemos. Falta una hora o así. Y no te preocupes, tu madre estará bien.

Asentí, todavía con lágrimas en los ojos, y Erik me sorprendió cuando me estrechó entre sus brazos. Olía muy bien, aunque no sabría decir exactamente a qué.

Se separó de mí y me miró, poniendo un mechón de mi pelo detrás de la oreja derecha.

-Lamento que tengas que vivir todo esto.

Me encogí de hombros y desvié la mirada; esos ojos marrones me turbaban. Sonrió.

-Me gusta cuando te sonrojas; estás preciosa.

Le miré otra vez.

-Aunque puede que todo esto tenga una parte buena: haberte conocido – esto lo dijo casi con un susurro.

No dijimos nada y nos quedamos mirando unos segundos. De repente, como si se hubiese acordado de lo que tenía que hacer antes de parar el coche, me soltó y cogió la llave del contacto. Encendió otra vez el motor y se reincorporó a la carretera. No dijo nada más hasta que cogió un camino de tierra casi una hora más tarde.

-Estamos a punto de llegar.

No me miró en todo ese rato. Tuve miedo de que hubiera hecho algo mal, aunque en el fondo sabía que eso le había venido de repente, que no había sucedido nada raro.

Llegamos a una gran casa rural. Era toda de piedra, y estaba rodeada de árboles y vegetación; parecía incrustada en el bosque, porque no había nada más a su alrededor. Aunque la casa parecía antigua, se veía cuidada.

-Vamos.

Me abrió la puerta y caminó delante de mí hasta la casa. Una vez en la puerta llamó con los nudillos.

-¿Erik?

-Sí, compañero. Con la chica.

¿La chica? Volví a enfurecerme. Repetidas veces me había nombrado por mi nombre. ¿A qué venía eso?

Un chico abrió la puerta con precaución. Pareció aliviado al ver que sí era Erik quien había llamado. Entonces me miró a mí y me hizo una reverencia.

-Bienvenida a nuestra humilde morada. Yo soy Aarón.