martes, 31 de marzo de 2009

Premios :)



Y he vuelto a ser premiada!! :D
AleyAngi me ha otorgado el premio Blog de Oro y el de Blog Angel; y Clara me ha otorgado el Blog Angel :D

Muchísimas gracias, chicas!

Los 5 premiados por mí son:
1. Crisálida Literaria. De Clara :) Porque tiene un blog muy interesante y porque ha organizado el I Concurso del blog ;)

2. Diario de un novelista caprichoso. Porque es diferente a los demás blogs; el caballero le da una personalidad distinta.

3. La Reina de la Noche. Nunca puede faltar en mis listas de premiados. Me encanta su blog!

4. Mi mundo como escritora. Porque sus entradas son muy interesantes, especialmente para los escritores noveles como yo jiji

5. Escritos de un adolescente. Porque me encantan sus relatos :)



Las reglas de estos premios son:
-Crear una entrada y publicar las imágenes.
-Mencionar quién te lo entregó.
-Entregar los premios a 5 blogs.
-Avisar a los ganadores.

De paso os recuerdo que más abajo tenéis la primera parte de otro relato que escribí ^^

Un abrazo.

Sin importar lo que somos (Parte I)

Cogí una de las dos toallas que tenía preparadas encima del mueble del baño y me sequé el pelo; me lo recogí en un moño y empecé a secarme el resto del cuerpo. Cuando me puse enfrente del espejo para peinarme vi el tatuaje misterioso que tenía en la parte inferior del vientre. Y digo misterioso porque no recordaba habérmelo hecho, aunque mis padres y los médicos me repitieron varias veces que no lo recordaba por un accidente que había tenido dos semanas atrás, porque había afectado determinadas zonas de mi cerebro y que era posible que no recordara algunas cosas. Le había dado muchas vueltas a todo eso, y me di cuenta de que no recordaba qué había pasado en toda una semana. Simplemente, un día desperté en la cama de un hospital y vi que tenía un tatuaje que no sabía de donde había salido. Aunque me gustaba –era un dibujo tribal de una mariposa–, dudaba de que yo hubiese sido lo suficientemente valiente como para hacérmelo, cuando siempre me había dado casi miedo.

Cada vez que hablaba de ello con mis padres cambiaban rápidamente de tema y pedían que no volviera a hablar de ello, porque les revivía lo que habían sentido cuando yo estaba en el hospital, cuando pensaban que podía morirme. Pero soy muy testaruda, y no estaba dispuesta a dejarlo atrás; había algo en mi cabeza que me decía que algo no iba bien; mi sexto sentido sabía que todos escondían algo, pero era casi imposible saber qué.

Me solté el pelo y empecé a peinármelo. Ah, aquí hay otra cosa que no os he contado: desde el supuesto accidente lo tenía más oscuro; había pasado de ser castaño claro al color chocolate. También mis ojos eran más oscuros, ahora eran marrones casi negros. Mi piel, contrariamente, se había palidecido, lo que hacía que el tatuaje negro de la mariposa resaltase mucho.

Suspiré. No me gustaba nada no saber de qué iba todo, y tampoco sabía por donde empezar a buscar respuestas.

Mientras me estaba vistiendo pensé en hablar con mi tío David, que era médico y que esa mañana no trabajaba; así que decidí ir a su casa. Me despedí de mi madre, rezando para que no me pidiese adónde iba, porque no me gustaba engañarle, y, evidentemente, no se lo podía contar; como mínimo, todavía no.

-¿Adónde vas, Raquel?

-A dar una vuelta.

Y cerré la puerta antes de que me retuviera allí dentro. El sol brillaba mucho, demasiado. Tuve que cerrar los ojos porque no veía completamente nada. Alguien me cogió por los hombros y me llevó al coche en el que estaba a punto de entrar: el mío.

-¿Qué…

Me taparon la boca, con una gran fuerza me obligaron a entrar en mi coche, y me tumbaron en los asientos traseros. No podía abrir los ojos, me escocían y me dolían mucho.

-¿Quién eres?

Nadie contestó. Intenté abrir un poco los ojos, y, con gran esfuerzo, fui capaz de ver una melena rizada.

-¿Mamá? ¿Qué haces?

jueves, 26 de marzo de 2009

Demasiado tarde

Había perdido una gran oportunidad y lo sabía.
Él había sentido algo por mí semanas atrás, y yo había sido lo suficientemente estúpida como para no prestarle mucha atención.
Fue después de una semana de no cruzar ni una palabra con él cuando me di cuenta de que le necesitaba: echaba de menos hablar con él y, cómo no, echaba de menos esas indirectas que me hacían flotar.
Empecé a hablarle otra vez como si no hubiese pasado nada, pero sabía que él ya no era el de antes; ya no me hablaba como antes, y muchas veces era yo quien tenía que tomar la iniciativa para que habláramos. Sabía que me había equivocado dejándole de lado; vaya si lo sabía, y me arrepentía muchísimo, pero eso no parecía ser suficiente para ese alguien que une a dos personas que se aman; ya era demasiado tarde.
Cuando le decía que teníamos que quedar algún día no podía hacer más que sentirme inútil y estúpida ante su respuesta: "ya te diré algo". Pero ese algo nunca llegaba, y yo lo intentaba día tras día, semana tras semana, y él sólo me daba largas.
Nuestra comunicación empezó a a empeorar, y a las pocas semanas de no hablarnos me dijeron que estaba saliendo con una chica.
Lloro cada día desde entonces, porque fui imbécil de dejar pasar esa oportunidad que llamaba con insistencia en mi puerta.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Recordar

Me miró con esos oscuros ojos marrones que tanto me hacían enloquecer; me dedicó una mirada de deseo; sabía que él pedía más que esa simple aunque no aburrida conversación (no aburrida porque estaba hablando con él, claro). Miraba mis labios con insistencia mientras yo hablaba, y no podía evitar ponerme nerviosa. No sabía ni si me estaba escuchando, realmente; pero tampoco sabía con exactitud de qué estaba hablando yo misma. Como pude terminé la frase que estaba diciendo y callé. Él continuaba sin decir nada, todavía estaba concentrado en algo que no eran mis palabras.
-¿Jorge?
Balanceé la mano delante de sus ojos para ver si reaccionaba, y al fin volvió al mundo terrenal.
-Sí, perdón. ¿Qué decías?
-¿Te pasa algo?
-N-no - dijo, intentando aparentar seguridad.
La verdad es que no sé de dónde salió ese arrebato de valentía, pero le puse una mano en la mejilla.
-No me estabas escuchando, ¿verdad?
Se lo dije con un tono tan suave que casi pareció maternal.
-Lo siento.
-Oye, no te disculpes. Estabas distraído. Lo sé.
-Es que tengo que decirte una cosa.
-Desembucha.
Esta vez fue él el que me cogió el rostro con las manos.
-Me gustas. Y por eso no puedo concentrarme en lo que me dices, porque me distraigo mirando... tus labios.
Puede ser que me lo esperara en lo más profundo de mi alma, pero aún así me sorprendió su sinceridad. De seguro que me sonrojé; soy muy vergonzosa.
Soltó mi cara, pero yo le cogí las manos y volví a ponerlas en el lugar donde habían estado.
-Tú también me gustas - le dije.
-¿En serio? ¿No lo dices por pena?
-Claro que no lo digo por pena.
Los dos sonreímos. Me encantó la sensación que tuve mientras veía que Jorge se acercaba a mí; esas mariposas en el estómago. El beso fue largo y dulce, con esos suaves y tiernos labios que me derretían. Fue digno de ser recordado el resto de mis días...

lunes, 23 de marzo de 2009

Premios!



Siento mucho haber tardado tanto en pasarme por aquí, aunque haya ido por algunos blogs a comentar entradas. Pero tengo muchísimo trabajo... :'(


Y cuando vengo aquí veo que AleyAngi me ha dado todavía más premios! Gracias!! :D
Así que decidí crear una entrada para deciros que tiene un blog genial, y que os recomiendo que os paséis por aquí ;)

Por mi escasez de tiempo no puedo entregar unos premios a unos y otros a otros, así que os lo entrego a todos los que pasáis por aquí!
























Un abrazo enorme!







viernes, 13 de marzo de 2009

Una tarde


Me tumbo en el sofá. La suave brisa que se cuela por la ventana abierta me acaricia la piel y me remueve el pelo. Observo el exterior a través del cristal: los árboles se balancean hacia un lado y hacia el otro con parsimonia, con tranquilidad, sin ganas...
El cielo está limpio de nubes, azul si miro hacia arriba, anaranjado si miro enfrente. Mi horizonte son las montañas que separan Barcelona y la depresión del Vallès: la sierra de Collserola. Y a lo lejos oigo la melodía de una canción; lenta; triste.

Tengo la vista en un punto fijo, en aquellas montañas, aunque no sé qué estoy mirando, exactamente, ni por qué lo hago. Puede ser que desee ir más lejos de donde estoy, ir a algún otro lugar a buscar algo, algo que no tengo aquí, algo que todavía no he encontrado. Sin quererlo, de mis ojos empiezan a brotar lágrimas, nublándome la vista.

No me muevo ni un centímetro, y me quedo horas allí, observando el paisaje y preguntándome si algún día llegará el amor a mi vida.


(PD: la foto no es mía)

martes, 10 de marzo de 2009

Último adiós (parte II y última)

-No. No lo hagas. Quiero que sigan allí.
Su padre le miró con tristeza pero le hizo caso. Le abrazó con fuerza.
-Todos la echaremos de menos. Pero con el tiempo lo superaremos, ya lo verás.
-No quiero olvidarla, papá.
-Y no debes hacerlo. Pero el dolor irá desapareciendo. Ahora descansa, te conviene.

Álex y yo nos quedamos a solas en la habitación.
-Puedo verte. ¿Es una alucinación? ¿Un sueño?
-Soy yo.
Fui a sentarme en su cama, donde él estaba tumbado. Intenté abrazarle, pero traspasé su cuerpo. Al ver que no podía hacer nada más, le miré y puse las manos sobre mis piernas. De repente empezó a llorar otra vez.
-Siento mucho lo que pasó. No fui suficientemente rápido. Yo…
No pudo acabar la frase. Se había tapado la cara. Yo también empecé a llorar.
-No digas eso, no fue culpa tuya. Fue ese coche el que se saltó el stop. No te culpes. Por favor.
Me miró. No podía verle así; tenía un aspecto horrible, reflejo de lo que sentía en su interior.
-Ahora tú debes vivir por los dos. Aunque yo no esté aquí tú debes seguir.
-¿Cómo quieres que siga? Fui yo quien te mató.
-No digas eso. No fue culpa tuya. ¿Tengo que repetírtelo?
Miró otra vez las fotografías.
-Todo se jodió. Finalmente era feliz. Tú… Estos tres años fueron los mejores de mi vida. Todavía no puedo creer que haya pasado todo esto, y que esté aquí hablando contigo como si nada. Parece que todo haya sido una pesadilla.
No hablé inmediatamente. Él todavía miraba las fotografías.
-No te estanques aquí, Álex. Vive y pásatelo bien. Hazlo por mí.
-¿Estarás siempre a mi lado? – esta vez me miró.
-Hasta que no me necesites – dije esa frase sin pensar, y luego añadí –. Supongo.
Me sonrió amargamente. Pero luego arrugó la frente, como si no comprendiera algo.
-Bel. ¿Dónde estás?
-Aquí, Álex.
-¿Bel?
Volvió a llorar. Seguramente se encontró solo, porque me sentí más ligera que antes. Ahora era invisible para él también. Ahora no podía hacer nada más por él; mientras lloraba y lloraba, no podía hacer más que mirarle. Así que me acerqué y le di un beso en la frente. Él se reincorporó, atravesando mi cuerpo inmaterial, que todavía estaba inclinado.
-No me has abandonado.
Me levanté de la cama y me quedé delante de él.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí durante estos años. Te quiero, y sé que siempre te querré.
-Yo a ti también te querré siempre – dije, aunque sabía que no me oiría.
Le miré una vez más, mientras se tumbaba otra vez sobre la cama. Me quedé a su lado hasta que supe que se había dormido cuando oí su pausada respiración. Luego salí de la casa y me entregué a un nuevo mundo, aceptando con pesar mi nueva soledad eterna.

lunes, 9 de marzo de 2009

Último adiós (parte I)

Me llamo Belinda, y mi cuerpo murió dos años atrás. Mi alma sigue merodeando por vuestro mundo, por las calles donde vosotros paseáis, por los parques donde os relajáis. Puedo ver las cosas que hacéis y vosotros ni os dais cuenta de que estoy allí. La verdad es que he descubierto muchas costumbres de las personas que conocí mientras vivía, cosas que nunca me hubiera imaginado de no haberlas visto con mis propios ojos; y ahora tengo esa oportunidad. Pero no penséis que es muy divertido, hay momentos en que deseo irme completamente, dejar este mundo y morir de una vez por todas. Pero supongo que eso no está en mis manos.

Hay una persona a la que sigo más que a cualquier otra: a Álex. Os estaréis preguntando quién demonios es; pues bien, él fue lo mejor que me pasó en la vida: fue mi novio los últimos tres años antes de ese fatídico accidente. Y él conducía el coche en el que morí.

Los primeros días después de mi muerte los pasé andando –sí, no vuelo ni nada por el estilo– por mi pequeña ciudad. De ese modo encontré a bastantes conocidos, sorprendiéndome de sus hábitos y sus personalidades cuando no estaban rodeados de gente; pero a él no le encontraba. Cuando estaba a punto de darlo por perdido, concluyendo que se había ido de la ciudad, le encontré que salía del mismo hospital donde había muerto yo. Le reconocí de inmediato, aunque su aspecto no tenía nada que ver con el que le había visto por última vez antes del accidente: estaba sentado en una silla de ruedas, su piel era muy pálida, tenía la mirada perdida en algún lugar indefinido, no hablaba, no gesticulaba… No tenía vida. Nunca le había visto así. Me acerqué a él y le toqué una mano. Él movió un dedo y me miró; sabía que estaba a su lado, y le brillaron un poco esos ojos verdes que me volvían loca, pero no dijo nada. No me di por vencida, y subí a su coche, en el asiento trasero. No necesitaba que me abrieran la puerta, podía cruzar muros, puertas… Por lo que me fue fácil ponerme otra vez a su lado. Volvía a observarme, mirándome directamente a los ojos; pero no decía nada. El viaje fue silencioso; ni sus padres ni su hermana hablaban. Me fijé en sus rostros cuando bajamos del coche. Habían llorado, tenían los ojos muy enrojecidos. Suspiré, triste.

Había una vecina con la ventana abierta que les miraba. La reconocí enseguida: era la reina de los cotilleos del barrio. Me enfurecí y, aunque sabía que no me oiría, le grité:

-¿Sólo sabes meterte en los asuntos de los demás?

Descubrí que mi característico mal genio en ciertas situaciones se había mantenido intacto. Una ráfaga de viento le cerró la ventana de un golpe, asustándola. Sonreí.

Álex me miró y creí poder ver una muy pequeña y escondida sonrisa. ¿Podía verme?

Entramos en la casa.

-¿Quieres comer algo, Álex? – le dijo su madre.

-No. Iré a mi habitación – su voz tenía un tono muy grave.

Se levantó de la silla con ayuda de su padre y subieron las escaleras hasta su habitación. Observé la casa. Siempre me había gustado, era preciosa; su decoración, la luz que entraba por las ventanas… Era realmente acogedora.

Entramos en su habitación. Estaba igual que la última vez que la había visto: con pósters de sus cantantes favoritos y… dios, me quedé blanca –si eso puede ser posible en un difunto– cuando vi las fotos que nos habíamos hecho durante aquellos tres años; todavía las tenía en la pared. Él también las vio y se echó a llorar. Su padre supo qué pasaba, y se dirigió hacia allí para quitarlas.


(continuará...)

jueves, 5 de marzo de 2009

Te fuiste


Caigo de rodillas al suelo, lleno de barro. Ha empezado a llover, pero no me importa; no me importa que se me moje el pelo, la ropa o la piel... Porque no quiero moverme de aquí. Todavía tengo la esperanza de que todo esto sólo sea una pesadilla de la que muy pronto voy a despertar.

Pero los minutos pasan y tengo que asimilar que no volverás, que te fuiste para siempre y que me dejaste sola y a la intemperie en este mundo de locos. ¿Por qué lo hiciste? ¿No entendiste que no puedo vivir sin ti? ¿No sabías lo importante que eras en mi vida? Decidiste ser egoísta y actuar pensando únicamente en las consecuencias que ello tendría en tu persona, pensando únicamente en morir.
Pero... ¿Y qué pasa con los demás? Con los que nos preocupábamos por ti. En vez de afrontar los problemas que surgieran, optaste por la decisión fácil. No te agradaría ver el rastro de desolación que dejó tu decisión; no te gustaría nada. Pero creíste que era mejor así, ¿verdad? Fuiste un idiota...

Y como siempre: la muerte; la solución más fácil; pero que sea fácil no significa que sea lo correcto.

martes, 3 de marzo de 2009

Venganza



Siempre confié en ti, nunca pude ni quise alejarme de tu lado, me aterraba dejarte atrás y permitir que formaras parte de mi pasado, y no de mi presente. Muchas veces me he preguntado qué te hice yo para merecer esto; y por qué me maldeciste y me condenaste a esto.


Repetidas veces me pregunté si era culpa mía, pero ahora sé que yo no tuve nada que ver, que sólo fue tu egoísmo, y que sólo quieres ser el centro de atención de todo. Aquella noche me dejaste allí para que sucediera, ¿verdad? No te olvidaste de venir, lo hiciste adrede para que ese “amigo tuyo” me encontrara.


Me sorprendieron tus ojos sin arrepentimiento cuando fui a matarte. Fue culpa tuya que mi vida acabara, y la muerte era lo mínimo que te merecías. Tu vida ya acabó, pero yo estoy condenada a andar por este mundo toda la eternidad; y todo por tu culpa.


lunes, 2 de marzo de 2009

Él

Se tumbó en la cama y la música de su iPod empezó a sonar. No se cansaba nunca de escuchar esa canción que tanto le gustaba. La voz del cantante era tan… ¿cómo describirla? Cálida, atrayente, sensual, masculina; ¡tan perfecta!

Le encantaba escuchar su voz; pasarse horas allí, sin otra compañía que la preciosa voz que había cautivado su alma. No podía olvidarla. Y es que, aunque no te lo creas, se había enamorado de ella. Le daba una paz y una tranquilidad que ni los compositores clásicos habían logrado hacerle sentir. Además de relajación, lágrimas de felicidad, una sonrisa, un suspiro, y, ante todo, amor.

Cada vez que cerraba los ojos veía al cantante. Estaba sentado en un taburete de madera, allí, en el escenario; alrededor estaba todo oscuro, y una tenue luz de origen desconocido le iluminaba. Con su guitarra española, él tocaba, sólo para ella, sentada en una silla a dos metros de él. Sus ojos azules iban dirigidos a ella y a su guitarra. Su atractivo físico saltaba a la vista: era alto, delgado y musculoso, con el pelo un poco largo, alborotado y castaño claro, y esos maravillosos ojos azules.

Pero no estaba tan fascinada por su físico como por su sentimiento; el que emanaba de su ser mediante sus canciones, su voz, sus manos, de donde su guitarra podría haberse liberado para danzar al son de la música.

La estancia estaba impregnada de cada nota que cantaba y tocaba. Estaba segura de que si se levantara de la silla sería capaz de flotar.

Le encantaba cuando cantaba ese verso, el más precioso de toda la canción, y en el que él cerraba los ojos y elevaba un poco su tono de voz. Habría deseado levantarse y abrazarlo, llorando, dándole las gracias por todos aquellos versos, por todas aquellas canciones, y por todo lo que le hacía sentir. La verdad es que nunca había deseado tanto nada, y menos aún una voz; pero aquello era diferente, él, su voz, sus composiciones… todo era diferente con él; y es que él escribía y ponía música a aquellas canciones que la tenían hipnotizada. Su experiencia propia era lo que le guiaba a escribirlas, y por eso le hechizaba, con toda su perfección, porque no cambiaría nada de él, ni sus pantalones negros ni su camisa azul, desabrochado el primer botón superior y con las mangas dobladas hacia arriba, dejando descubierto medio brazo. Su piel no demasiado pálida resaltaba con la luz amarillenta que le iluminaba.

No podía quitarle los ojos de encima; hacerlo, pensaba ella, supondría cometer un sacrilegio; ¿cómo puede dejar de observarse y escucharse tanta belleza?

Y allí se pasaban horas, él cantando y mirándola; ella escuchándolo y mirándolo.

Entonces ella lloraba y lloraba, al volver a la realidad y descubrir que él no estaba allí. ¿Y si un día lo encontraba? Viviría con la esperanza de verle en algún lugar. Lo haría, y esperaría lo que hiciese falta, aunque no llegase nunca. Todavía le quedaba su voz.

Premios: dardo, dorado y este blog é uma jóia


















Más premios!! La verdad, estoy alucinando! Jamás pensé que este blog tendría algún premio, y hoy han venido 3 de golpe! =D
Muchísimas gracias a AleyAngi de La Reina de la Noche (otra vez!) porque es mi distribuidora casi oficial de premios; la mayoría me los ha dado ella jejej

Te lo agradezco un montón ^^

Pondré las reglas de los 3 premios (haré algo así como un 3 en 1):
1.Exhibir las imágenes de los premios.
2.Hacer un link al blog que te ha premiado.
3.Premiar 15 blogs (dos primeros premios) o 10 blogs (en el último premio) y avisarles.

Si se me permite, me gustaría hacer algo distinto, y otorgar los 3 premios a 15 blogs, porque me siento incapaz de dar 2 premios a unos y 1 premio a otros :)
Espero que no le moleste a nadie esta modificación.

Y mis premiados son:
1. La Reina de la Noche. No puede faltar en mi lista de premiados. Y todavía no he leído la cuarta parte del relato "te extraño"...
2. El meu món. Es un blog en catalán que me encanta. Los textos que se cuelgan, las reflexiones...
3. El bosque de Sidel. Tampoco puede faltar, por sus recomendaciones cinematográficas, por sus textos y sus reflexiones sobre la actualidad.
4. Los secretos del Sol. Sus textos son geniales y no podía faltar ;)
5. Mi mundo como escritora. Sus entradas son súper interesantes para aquellos a los que nos gusta escribir. (aunque te lo hayan dado también hace poco, te lo vuelvo a dar jeje).
6. Juvenil Romántica. ¿Hay alguien que todavía no sepa que me encanta este blog?
7. El Proyecto de Escritora. ¿Hay alguien que todavía no sepa que creé este blog gracias a Elena? (sin ella saberlo :P)
8. Escritos y proyectos (de Proyecto de Escritora). Otro blog de Elena donde nos cuenta sus proyectos de escritura :)
9. Isolated things. Otro blog en catalán. Me gustan mucho sus textos y por eso merece ser premiado.
10. Susana escribe. Me gusta mucho su blog y los textos que cuelga allí :)
11. Crisalida Literaria. Por su diseño, por los libros que reseña... ¡por todo!
12. Diario de un novelista caprichoso. Mi caballero tampoco podía faltar ;)
13. Purple Rose. Por los libros que cuelga :D
14. Novelas Románticas Vampíricas. Supongo que todos sabréis que me encanta este tipo de novelas... :) Y los libros que cuelgan son muy interesantes jejej ^^
15. Escritos de un adolescente. Porque sus textos me impresionan un montón.

Un abrazo muy fuerte a todos.
Seguid escribiendo!!