Entró en la habitación y cerró la puerta. La calefacción estaba encendida desde hacía unas dos horas y se estaba realmente calentito. Se sentó en la cama y reemprendió la lectura del libro que le estaba ocupando todas las noches de esa última semana; le encantaba.
Pero su historia o su extraordinariedad no es su amor por la lectura, o para la escritura incluso; sino que era una chica que contaba con la presencia de alguien que no conocía. La notaba allí adonde iba. Era una sensación un poco extraña pero placentera muchas veces. Hacía que no se sintiera sola, se sentía siempre acompañada por ese algo que desconocía. A veces incluso le hablaba, le pedía que la ayudase en momentos difíciles, que la apoyara; y, aunque no respondiera, sabía que estaba allí y que la estaba escuchando.
Esa noche no era diferente a las otras, salvo porque había sabido que había aprobado un examen que daba por perdido, y no se olvidó de su acompañante invisible.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí. Aunque no te vea sé que estás ahí, y que siempre estarás. No puedo hacer más que agradecértelo.
Apagó la luz y cerró los ojos. Pronto la atrapó el sueño sin saber que una lágrima se formaba en unos ojos azules que la observaban en la oscura estancia.
Pero su historia o su extraordinariedad no es su amor por la lectura, o para la escritura incluso; sino que era una chica que contaba con la presencia de alguien que no conocía. La notaba allí adonde iba. Era una sensación un poco extraña pero placentera muchas veces. Hacía que no se sintiera sola, se sentía siempre acompañada por ese algo que desconocía. A veces incluso le hablaba, le pedía que la ayudase en momentos difíciles, que la apoyara; y, aunque no respondiera, sabía que estaba allí y que la estaba escuchando.
Esa noche no era diferente a las otras, salvo porque había sabido que había aprobado un examen que daba por perdido, y no se olvidó de su acompañante invisible.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí. Aunque no te vea sé que estás ahí, y que siempre estarás. No puedo hacer más que agradecértelo.
Apagó la luz y cerró los ojos. Pronto la atrapó el sueño sin saber que una lágrima se formaba en unos ojos azules que la observaban en la oscura estancia.
Ooh, que bueno:)
ResponderEliminarA veces parece que todos tenemos esa presencia que nos acompaña, ¿no?
Sigue escribiendo porque me encantan tus textos, jeje
Cuidate
Un angel de la guarda??o un antiguo amor qe siempre la acompaña? Me ha gustado mucho la historia, ojala siempre tuvieramos a ese alguien ahí cuando lo necesitamos...
ResponderEliminarHolaaa!! realmente escribes muy bonito! por ello te quiero invitar a que participes en el concurso de mi blog, CUENTOS Y POEMAS DE AMOR, escribes excelente chica!
ResponderEliminaraqui estan las instrucciones que debes de seguir para poder concursar (son muy sencillas ;) )
http://purplerose1.blogspot.com/2009/02/concurso-cuentos-y-poemas-de-amor.html
Te mande un email, si deseas leerlo, puedes hacerlo :D estamos en contacto!!
Y nunca dejes de escribir! tienes talento ;)
Escribes muy bien :D. Y si con 18 años escribes así, no me puedo imaginar cuando tengas unos cuantos más. Ánimo.
ResponderEliminarSi te apetece, puedes visitar mi blog. Yo también tengo dos ángeles que están desterrados.
http://anabelbotella.blogspot.com