Mi chico perfecto

Siempre pensé cómo sería mi chico perfecto. Usualmente las personas, principalmente chicas, forman un chico ideal en sus cabezas; pero yo no. Me limitaba a esperar que esa imagen llegase a mí, y tuve que esperar dieciocho años para que lo hiciera. O quizás ya había conocido a alguien.

Siempre recordaré ese día: llovía, yo tenía los pies helados, y ansiaba llegar a casa de una vez, después de aquel horrible día de nubes y agua. En los días de lluvia me gustaba quedarme en casa y observar el paisaje, mirando como la gente pasaba por la calle, como los pájaros se escondían para no mojarse…

Pero bueno, volvamos a ese día. Estaba delante de la puerta de mi casa, dispuesta a abrir la puerta, cuando le vi a la esquina de la calle, debajo de la lluvia, con un paraguas azul. Era alto y delgado, tenía el pelo negro y los ojos marrones. Su piel era un poco pálida, pero no transparente.

Se acercó despacio, como si estuviera paseando, pero sabía se dirigía hacia mí. Tenía la mirada fija en mis ojos, y no miró a la calle ni para cruzar; suerte que no venía ningún coche. Yo me quedé allí, paralizada. Ya no me mojaba porque estaba debajo del porche, pero aunque lo hubiera hecho no me habría dado cuenta.

-Anne, al fin – dijo con una voz perfecta y masculina.

Y me sonrió. Tenía una sonrisa perfecta.

-¿Cómo…

Pero no me dejó hablar; me puso un dedo delante de los labios.

-No preguntes ahora. Tenemos muchos días para eso.

Y me besó. No sé porqué, pero se lo devolví. El beso fue demasiado corto, pero muy dulce. Cuando nos separamos noté que tenía mariposas en el estómago.

Entonces le volví a mirar. Le conocía, estaba segura. ¿De otra vida? ¿Era él?

-Guillermo.

Mis labios pronunciaron su nombre sin pensarlo. Sorprendentemente sabía quién era, dónde le había conocido, cuándo…

-¡Sí!

Y nos volvimos a besar, como si esos cien años no hubiesen pasado, como si ninguno de los dos hubiésemos muerto y vuelto a nacer, como si hubiéramos acabado de conocernos en el hospital donde nuestra pasada vida acabó.

Porque ahora volvíamos a estar juntos.