domingo, 10 de mayo de 2009

La luz invisible (Parte IV)

-Bien, pues, como ya he dicho antes, nuestros destinos están escritos. Aunque las cosas sean así, a veces las circunstancias cambian, lo que hace que el destino también cambie. ¿Me sigues?
-¿El destino puede cambiar aunque esté escrito? - dijo Carol, arrugando la frente.
-Exactamente. No es algo 100% seguro, aunque los griegos dijeran lo contrario.
-¿Y qué dice mi destino?
-Que llegará un momento en que tendrás que escoger entre el bien o el mal.
-Y tú estás aquí porque...
-Es mi misión protegerte antes de que eso ocurra.
-¿Protegerme de qué?
-De los peligros que están ahí fuera - dijo Sergio, señalando la ventana con la cabeza.
-¿Qué peligros hay?
-Si te lo dijera, no saldrías de casa en tu vida del miedo que tendrías - y sonrió.
-¿Y no puedes contarme nada más?
-No puedo influir en tus decisiones.
Estuvieron un rato en silencio. Estaba tan pensativa que la voz de Natalia la asustó.
-Es hora de ir al súper.
Carol supo que todavía estaba enfadada por cómo lo había dicho.
-No gastes mucho - dijo Sergio con una sonrisa.

4 comentarios:

  1. En algo tiene razón Sergio, si te pones a pensar en todos los peligros que hay en el mundo, no saldríamos de casa (aunque en casa también te pueden pasar muchas cosas). Pero supongo que él se refiere a algo mucho peor, que espero nos cuentes en la próxima entrada.
    Besos!!

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  2. o my god!!!
    que ganas de continuar!! y si estoy de acuerdo con Sergio y con "Proyecto de escritura" si viesemos todo lo malo que hay fuera nunca saldriamos...
    ¡Que horror me quedaria todavia mas blanca!
    Jajajaja enserio me encanta como escribes!
    un beso enorme!

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  3. Interesante lo que le dice pero los peligros hay en todas partes incluso diria mas en algunas personas el peligro esta dentro de nuestra piel.
    Espero el siguiente capitulo con mucho interes.
    Con cariño
    mari

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  4. Qué dosis más pequeñas nos das!!

    Estoy de acuerdo con los comentarios anteriores. Este mundo es peligroso pero toda la culpa es de la propia humanidad pero no hay que olvidar que a veces uno mismo es su peor enenmigo.

    A ver con qué nos sorprenderás.

    Un abrazo!

    Omega

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